“Puerta Santa de la Misericordia, una llamada a la radicalidad”.
“Nosotros
abrimos la Puerta Santa y junto los brazos y el corazón de aquella paternidad, que
por inescrutable designo divino nos es comunicada por Jesús Redentor” [1]
Queridos hermanos y hermanas
de la familia Calabriana:
La paz, la alegría y el amor
del Señor misericordioso estén y permanezca siempre en nuestro corazón.
Por una gracia particular en
este año santo de la misericordia, el obispo de Verona Mons. Giuseppe Zenti nos
ha concedido que la Iglesia de la Casa Madre de San Zeno in Monte, sea Puerta Santa desde el 29 de septiembre
al 8 de octubre durante la novena y celebración litúrgica de San Juan Calabria.
Es la primera vez en la
historia que este lugar tan amado por Don Calabria, considerado por él mismo como
“tierra santa y bendita”, que se convierte
en puerta santa de la misericordia. Es un momento de gracia providencial y de
un don particular para toda la familia Calabriana y para las personas que se
acercarán.
Con esta carta quiero hacerlos
partícipes de este evento extraordinario. Imagino como Don Calabria se
alegraría y se prepararía para un acontecimiento así de importante para nuestra
Obra.
Nos unimos a la Casa Madre en
oración, compartiendo tres conceptos fundamentales:
1. “Puerta Santa de la Misericordia”,
una llamada a la radicalidad evangélica y Calabriana.
Un primer aspecto para
profundizar es la llamada a la radicalidad.
En el transcurso de este trienio queremos redescubrir nuestra llamada a
la raíz más profunda que es Jesucristo, es El que da significado a toda nuestra
vida. Cada ocasión es motivo para abrirnos a su gracia que nos renueva y
produce en nosotros la verdadera alegría que ninguno podrá quitarnos. Todo
nuestro empeño cotidiano no debe desviarnos de lo que es esencial en nuestra
vida cristiana y consagrada. La puerta santa es un momento de gracia en el cual
el Señor nos llama a una conversión profunda.
El peligro de la superficialidad está siempre presente en nuestra vida,
en esta ocasión estamos llamados a una fidelidad viva y renovada de nuestra
vocación.
La experiencia de la misericordia es una invitación a la radicalidad
porque es un encuentro con Jesucristo, el rostro de la misericordia del Padre
que nos llama a mantener nuestra mirada fija en El.
Buscaremos por lo tanto de
vivir los días de la novena y de la fiesta de Don Calabria como una oportunidad
de renovación de nuestra llamada a la santidad. “Hermanos y
hermanas este es nuestro tiempo, es el tiempo propicio, es el tiempo de la
radicalidad evangélica y calabriana. El contexto cultural y eclesial en el cual
vivimos necesita de cristianos y consagrados habitados por el Evangelio,
abiertos a las nuevas pobrezas y situaciones de la vida humana. Somos llamados
a vivir la intimidad con Cristo; intimidad que no es intimismo o rigidez de
principios preestablecidos; una intimidad que nos haga ver la riqueza de la
presencia de Dios Padre, que nos ama, acompaña y se manifiesta en la
historia”. [2]
2. Don
Calabria nos invita a una renovación en la búsqueda de la santidad.
Un segundo elemento para tener presente es la figura misma de Don
Calabria frente a un acontecimiento como este. Para él, el año santo representaba
una llamada a la santidad, en particular a los miembros de la obra, nacida del Sagrado
Costado de Jesús.
Hoy sus palabras nos pueden ayudar a retomar
nuestra vida y vivir según este gran don que el Señor nos ha hecho, llamándonos
a pertenecer por una gracia toda particular: “Oh, como debemos elevar al Señor un himno de agradecimiento que, no
obstante nuestras, mis imperfecciones y defectos, que han hecho desviar el
designio divino que Señor Dios tiene a ésta, su Obra, nacida del divino
Costado, El, en vez siempre ha posado su mirada de amor sobre todos y cada uno
de nosotros, nos ha mantenido en su jardín, que es ésta su Obra, nos ha
utilizado como sus instrumentos… Queridos y amados hermanos, seamos todos un
solo corazón y una sola alma, por amor de Dios aprovechemos de esta nueva
gracia que El nos hace, les he dicho y repito que, para nosotros, los de esta
Casa, es verdaderamente un año Santo, un año jubilar. ¡En el año santo cuántas
gracias el Señor hace, cuánta misericordia derrama! Hermanos, si nosotros
ponemos las condiciones necesarias para tener esta gracia y misericordia que
Dios dispensa en el año Santo, puedo sentirlo, Dios tendrá la misma
misericordia eterna para con nosotros y nos dará otras cosas de particular. En
el año (santo) la primera cosa para recibir los beneficios es humillarse, pedir
perdón al Señor, hacer una confesión, si es oportuno general, sepultar el
pasado, comenzar una nueva vida. Por lo tanto el jubileo, el año santo ha de
designar el principio de nuestra santificación. Hermanos, hagamos esto por amor a Dios, decidamos
delante de Dios considerado tres veces santo, yo primero, y por las gracias
grande que ha hecho en nosotros, y a pesar de los muchos pecados que hemos
cometido aquí, en su Casa, mientras El nos beneficiaba, nos ayudaba. Una buena
confesión, con la promesa sincera y eficaz de darnos al Señor completamente,
como El quiere que vivamos aquí, o sea, no tener otros objetivos a no ser su
gloria, que es el bien de las almas y de ésta, su Obra, y para esto tenemos que
sacrificar nuestro yo, nuestra manera de ver, ser, como tantas veces les he
dicho y repetido, como trapos, como arcilla, sin cabeza. Créame queridos, es
ésta la primera condición para poder hacer crecer los divinos designios, para
hacer que esta Congregación de Dios sea siempre nueva, sea siempre, fresca, sea
siempre llena de aquella vida que debe tener para sí y para dar a tantas
almas”. [3].
3. Celebrar juntos la misericordia.
Invito a todos los miembros de la
familia calabriana a unirse en las distintas partes del mundo en el día en que
será abierta la puerta santa en San Zeno in Monte.
En cada lugar se realice un signo concreto de unidad, de comunión y de
celebración juntos en torno a la misericordia. Seguramente no faltará la creatividad
en las comunidades religiosas, en las parroquias, en las distintas actividades,
en los grupos calabrianos, para buscar un momento de celebrar juntos la
misericordia como renovación de nuestra vida y nuestra fidelidad al carisma.
Estamos convencidos que el Señor hará germinar la gracia y dará frutos de
santidad a cada uno de nosotros, con un nuevo fervor y entusiasmo en nuestro
empeño de seguir a Jesús, rostro de la misericordia del Padre. Compartamos
estos dones para el crecimiento de todos nosotros. Lo siento verdaderamente
como una llamada que el Señor nos hace para involucrarnos siempre más con el
espíritu y la misión de la Obra.
Yo en primer lugar voy a hacer de este día santo una oportunidad para mi
conversión personal y santificación. Estemos también a disposición de aquellos
que quieran acercarse para celebrar juntos la gracia y la misericordia del
Señor en este tiempo santo aquí en la Casa Madre.
Queridos hermanos y hermanas,
la llamada que el señor nos hace nos ayuda a vivir la alegría de la
radicalidad, para que nuestra vida sea siempre un testimonio del amor
misericordioso del Padre.
Deseo a todos una buena
preparación y fiesta de San Juan Calabria. Los saludos y pido la caridad de sus
oraciones. Dios los bendiga.
Fraternalmente.
Verona, 29
de Agosto de 2016
P. Miguel
Tofful